miércoles, 25 de enero de 2012

Labios de café

Esos viajes contigo han zarpado desde el risco de lo extraordinario
plantando la esencia en una taza de algún emergido continente
ilusorios o verdaderos esos aromas son exclusivamente nuestros,
pero los podemos compartir con los que tengan el corazón de hiel
para endulzarles los campos límbicos donde se cosechan las emociones.
Mientras pestañeo te descubro de nuevo entre el crudo viento,
¡eres singular!, ¡eres hipnóticamente especial!, ¡eres posesivamente mía!,
improvisas caricias mientras te contemplo entre la hinchada humareda
y me narcotizo con el tinto de tu muda sonrisa
y atenazo la oreja abrigado por tu voz,
entretanto tu cabello se remonta entre gráciles gaviotas.
Eres sin duda el sorbo mágico de un caliente y aromático café capuchino,
sigo las ondulaciones del agua golpeando la madera
mientras navegamos en una góndola el canal de Venecia,
no dejo de amarte en la anaranjada mirada del atardecer
para besarte ardientemente entre el cielo y el mar como la primera vez,
bajo el símbolo del eterno puente de los Suspiros.
Coloco el borde de la taza en tus tibios y húmedos labios
y mi corazón es un terremoto que inhala la prisionera sumisión
para dejar impregnada la adictiva raíz de América
en las orillas carnosas de nuestras bocas

lunes, 16 de enero de 2012

La noche

El párvulo
Lava sus dientes y juega infantilmente con la crema dentro de su boca… Lo invade el recuerdo de su padre, despliega en su cabecita el último día que lo vio: fue en el auditorio del colegio… Actuaba en la obra de teatro escolar, y el adulto, desde uno de los asientos de atrás, le aportaba ánimo. Montado en ese escenario sentía vencer los miedos junto a su héroe paternal… Caridad, entra al cuarto y lo sorprende en las nebulosas y, con carácter maternal, lo apura, lo conduce hasta la cama y lo cobija para untarle un beso en la frente. Ella se levanta y el párvulo ruega: “Mamá, ¡por favor!, no apagues la luz”. Ella curva los labios en un verso de amor: “Hijito, sólo son unas horas en mi trabajo… Hoy, prometo regresar antes de las 3…”. Se devuelve para robarle afectos…, calorcito para las madrugadoras calles.                         

En la franja sombría…
…Contento por la compañía, se relame entre un súper helado de chocolate que saborea entre carcajadas; sin aviso, sale corriendo de la heladería como un loquito y detrás de él se escuchan gritos para que se detenga, pues los vehículos en esa avenida circulan a gran velocidad… El que viene a la zaga lo alcanza y, con sus fuertes manos, lo levanta por detrás como un fideo y, en ese juego, el travieso se resiste perdiendo la batalla. Ya en el semáforo, cruzan la calle…, las pupilas verde mar del chiquillo brotan de sus órbitas al distinguir que un camión no ha parado en el alto y… ¡Plof!... ¡Ummmummmummm!, despierta entre un alarido ¡ayyy! En las pueriles gotas de sudor, advierte que fue sólo una pesadilla y se levanta a buscar un poco de agua: “… Así se curan esas malucas”, le aconsejaba siempre su padre…

Del hado
Ya es media madrugada, flota en las calles el vidrioso viento vestido de oscura capa y sombrero, y avanza lentamente entre las caducas hojas de los encrespados árboles. Mientras, en la iluminada habitación el zumbido de cinco moscas fastidia a Dieguito, trayéndolo a empujones de vuelta al despertar. Como un pulpo boxeador, semidormido, lanza manotazos para todos lados, fracasando en la misión de derribar a esos insectos. Una prófuga risa en el exterior atrae por completo su inocente atención; se levanta y advierte que su madre aún no ha llegado, detalla el gigantesco reloj en el salón: 2:50…, arrastra sus blancos piecitos hasta la sala y ese carcajeo detrás de la puerta se interrumpe para sonar: “¡Toc-toc…!”. En la curiosidad se va a asomar por la ventana, se arrepiente y, presumiendo que es su madre, abre la puerta y, ¡quien llamaba!..., era el destino que venía por él.
Minificciones 150 palabras

miércoles, 4 de enero de 2012

Señora del tiempo

Aquí, ansiando la noche para encontrarte y, así descorchar las botellas llenas de besos, para terminar de embriagarnos en los afectos. 

Mientras me sirvo una copa de vino, espero a dos invitadas; una eres tú y, la otra es la noche.

Saboreaba el aromático tinto, ella delirante hablaba con sus canas y, el manso tiempo detrás de la puerta la escuchaba.

El tiempo le enseñó a pisar firme y, las décadas en su piel concibieron en ella a una seductora señora. 

Levantó sus edades como atalayas de rosas, y el viento en las alturas, se enamoró de ti.

Mírame a los ojos y ve los disturbios que provocas en las calles de mi adentro.

Tu experiencia me encanta, pues tus años arrebatan mi cordura, bullendo de mis adentros, ¡ese gustillo a vida!

Rosas rojas, vino tinto, verborrea licenciosa y; un baño de orgías para nuestras carnes. 

¿Qué puedo hacer?, eres la dueña de la cama donde mis perversiones te aman.

Escapé de los ilusorios barrotes de la libertad, para entrar a la jaula de tus deseos.

Hoy domingo desperté en mi cama y sentí la abundancia del mundo sobre mí... pues tú dormías rendida a mi lado.

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