El retorno de…
Había fiesta en la comarca de
Canguelo, pues el futuro rey regresaba de una de sus largas cruzadas. Al fin,
entró por el gramíneo sendero del pueblo, empuñando en su famélica mano el
distintivo estandarte púrpura del Samán. Ya rodeado de sus súbditos, exhibía
orgulloso, montado sobre su negruzco caballo, las cicatrices de las heridas
causadas en las cruentas contiendas; alborozos, aquellos lo vitoreaban y él,
gentilmente, se detuvo un minuto para que los fieles lo palparan muy cerquita y
decidió hablarle a su gente con las pasiones más ocultas que ni su corazón
conocían. Levantó su espada al cielo y profesó: “¡…Canguelo cambiará muy
pronto, se los prometo…!”. Se le aproximó uno de sus soldados para susurrarle
algo al oído y al instante pronunció: “¡Seré el futuro rey, pues me informan que
mi padre se encuentra grave de salud y debo acudir a verlo de inmediato!…”.
Carlos Rafael V
Esa trágica noche del 4 de febrero
de 1892 fue acusado de haber envenenado a su anciano padre, ¡el padre del
pueblo! En ese tiempo, las recientes autoridades de estandarte blanco, aparte
de la presión ejercida por el vulgo, no habían encontrado suficientes pruebas
para mantener más tiempo en las tenebrosas mazmorras a Carlos Rafael V. Ya
indultado, sin privilegios ni insignias, se encontraba como un hombre libre
caminando las empedradas calles de la comarca, pero sin gozar de honorable
caballero y soldado del reino. Aparentaba no importarle toda esa parafernalia,
simplemente soñaba con la promesa ofrecida a sus fieles: de cambiar los
degenerados vicios que hubo y que hay en el presente. Meses después en un plan
suicida, intentó derrocar al corrupto gobierno y fracasó, sembrando un mensaje
para los estandartes púrpuras: “¡Compañeros!, lamentablemente por ahora los
objetivos planteados no fueron logrados, ya vendrán nuevas situaciones…”.
Escribiendo ilusiones
Los que picoteamos un día de la mano
del rey, al presente, asumimos inclinarnos para comer ahora de sus pies, porque
ya no es legítimo mirarlo a la cara. Exiliado de la comarca por el propio
monarca, borroneo los libros que no desean recordar aquellas encarnizadas
batallas contra los estandartes blancos, verdes, amarillos, naranjas…, y otros
que fueron aplastados por las zarpas enceguecedoras del poder. En Canguelo, se
escriben exclusivamente ficticias historias sobre los doce últimos años de los
estandartes púrpuras del Samán. Los que depravamos nuestra dignidad, nos vimos
obligados a lamerle los pies al rey. Todo el vendaval de ofrecer castillos
libres se ahogaron en un océano de tiranía. En lo clandestino, reflexiono los
edictos del Samán, y por qué hoy somos esclavos de errores del pasado. En
Canguelo, ya nada parece escandaloso, porque los tembleques ojos del pueblo se
han acostumbrado al comiso mental.
Minificciones 150 palabras
Una brillante analogía con ciertos "reyes" verdaderos, ¿no me irás a decir que no escondes una dura crítica actual en estas líneas?
ResponderEliminarBuena idea y excelentemente llevada.
Agradezco que me avises por mail.
Un abrazo.
HD
Coincido con Humberto, tu texto es excelente y tu frase final engloba la triste y actual realidad que se ha hecho un lugar común en el vicio del pueblo: el acostumbramiento al perpetuo manoseo.
ResponderEliminarMe encantó tu estilo.
Cariños.
Aparecí por casualidad y te felicito por tu estupenda narrativa.
ResponderEliminarHa sido todo un placer.
Abrazos.
Cuando te acostumbras nada te parce escandaloso teniendo confiscado el pensamiento.Una buena entrada.Enhorabuena.
ResponderEliminarun fuerte abrazo
fus
El hombre ambicioso siempre desea gobernar cueste lo que cueste.Buen post, mil gracias por el regalo de tu lectura.
ResponderEliminarTe invito a leer mi entrada de post,en: El blog de MA.
tu blog amigo.
Besos de MA.
Interesante trabajo historico, las actitudes son tan del presente, que es increible, el paralelismo, un abrazo,
ResponderEliminarGarla,tu post nos avisa de la necedad y el orgullo del hombre cuando está en el poder,que domina,se burla y se olvida de servir al pueblo contoneándose en su pedestal del trono.
ResponderEliminarMi felicitación por tu claridad y tu estilo sencillo y clásico.
Mi abrazo grande siempre.
M.Jesús
Nosotros, adoradores del rey, no hacemos caso de tantas atrocidades que se inventan de su majestad; sea que nuestra pobreza es una prueba de los cielos -según nos lo recuerda el obispo- y que sometidos a la autoridad terrena, seguro tenemos asegurado el cielo. Que si han de quitarnos lo poco que ganamos para hinchar las arcas del rey, bienvenido sea, porque ya lo dicen las escrituras: aquel que sea humillado será ensalzado "en los cielos", y aquel que sufra persecusión encontrará la paz "en los cielos".
ResponderEliminar¡ESTUPENDO RELATO! ¡ESTUPENDO!
Mil abrazos.
A mí ya me entró el "canguelo" hace algún tiempo...
ResponderEliminar...luego se me enquistó en "acojone"...
...y ahora estoy en la fase "quelesdén"
Muy bueno ¿eh?
Un abrazo
Los reyes, poderosos y temidos convertidos en portadas de revista.
ResponderEliminarEs una buena recopilación con una crítica a medio esconder.
Me gustó mucho tu forma de expresarte.
Un saludo, seguiré leyéndote desde entre montones de libros
Coincido con mis amigos Humberto y Liliana y no por mero capricho, sino porque lo estaba pensando mientras leía este excelente relato.
ResponderEliminarsiempre he pensado ¿de qué sirve mantener familias reales en estos tiempos de carestía? De nada. Se hace o lo hacen para mantener unas tradiciones, en muchos casos, obsoletas.
Excelente relato, según lo iba leyendo iba pensando en la relación de tu relato con los días actuales. Me ha gustado la crítica.
ResponderEliminarBesos
Hola Garla...excelente relato, con un cierre que nos lleva a reflexionar profundamente sobre el letargo que parecen sufrir los modernos súbditos del rey...ay amiga, parece que nos dieron a beber la pócima de la bella durmiente...Es un placer leerte, recibe un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEnvíame tus avisos por e-mail, porque tengo problemas para entrar a tu blog. ¡Gracias!
Gracias mil por tu huella bloguera en mi blog, tu blog amigo de letras.
ResponderEliminarEl blog de MA.
Saludos blogueros.
Historia, crítica, mensaje social..
ResponderEliminarIndolencia, acomodamiento, servilismo o ceguera.
A estas alturas vaya usted a saber, pero tu relato es de los buenos.
El comentario de Nieto, me hizo sonreir, llega el momento que la paciencia estalla en que se vayan al...
Un felíz domingo
La historia de la humanidad, aquí o en cualquier lugar, será siempre igual: mismos errores cometidos por ecuaciones repetitivas de gente de dudosas intenciones (que siempre se hace pasar por buena) y pueblos olvidadizos y maleables. Un saludo.
ResponderEliminar