Entre soleadas arañas de hormigones,
a la distancia se entrevé tu soliviantada
silueta.
En forma de oruga te avecinas y no te
reconozco;
marchas en la quietud de la vistosa
contracción,
eres simplemente una bandera anónima
donde tu empuñado símbolo me representa.
y reverbera en un momento la confusión;
¡pasos civiles!, ¡pasos firmes!, ¡pasos
seguros!
y me desconcierta tan inmensa bravura.
Lo que no imaginas es a que te enfrentas;
¡recula, que tienes tiempo de asilar tu
sangre!
¡¿no me escuchas?!, ¡te estoy hablando!
La pasión y la indignación te subyugan
en su espíritu hay resolución de lo incierto,
¿cómo logra ahuyentar los temores de su cuerpo?,
¿cómo?, ¿cómo lo hace?;
¡bastará sólo el desnudo coraje!
¿cómo?, ¿cómo lo hace?;
¡bastará sólo el desnudo coraje!
Huye,
mimetízate en la humeante brisa que anda llorosa
casi sin ropas, por poco desnuda…,
sin escudos en el alma.
No deseo presenciar la flagelación que te
harán;
asediado por el servil viento de la violencia;
restregarás tu destilado cuerpo por la noble
tierra,
agobiado por la cadena obsesiva del ofendido
odio
y el gélido metal en un raudo saludo te besará
proyectando el disparo del sediento
resentimiento.
Soy un protagonista de la quinta pared,
falto de dignidad, no te defiendo, ¡soy un
cobarde!,
mis ojos voltean para reclamarle a mi adentro;
mi cruenta indolencia de humano.
Sólo tengo el resuello para exclamar:
¡cobardes..., miserables...!
y mi corazón se desvanece en un ¡tictac…!
al descubrir en el éxtasis que quien te ataca…
¡Soy yo!
¡Soy yo!
Todas las fotos usadas en esta entrada fueron tomadas de la web.